Para que me sirve un wellness coach

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Para que me sirve un wellness coach

El wellness coaching nos aporta una mirada abierta a la salud integral permitiéndonos comprender los contextos en los que tienen lugar nuestras vidas, y la complejidad del proceso de nuestros comportamientos no siempre saludables.

A través de esta metodología te acompañamos a que tomes consciencia de tu cuerpo, descubriendo el lenguaje corporal y su capacidad de respuesta. A integrar cuerpo, mente y emoción. Y a realizar las acciones necesarias para lograr tus objetivos de salud.

10 razones para acudir a un health coach

  1. Alcanzar motivación, disciplina y responsabilidad.
  2. Una guía honesta y fiable que te ayudará a sacarte de confusión o atascamiento.
  3. Si deseas ejercitarte pero siempre abandonas.
  4. Si deseas afrontar un cambio de hábitos.
  5. Si te sientes bajo de energía.
  6. Si te preocupa tu historial de salud y buscas prevenir problemas de salud a largo plazo.
  7. Si deseas perder peso y no consigues adherirte a ninguna dieta.
  8. Si quieres gestionar tu ansiedad laboral familiar y/o de pareja y superar tus miedos.
  9. Si te han diagnosticado una enfermedad crónica y no consigues cumplir con el tratamiento.
  10. Si quieres desengancharte del estrés negativo.

Muchos de los hábitos personales de nuestra sociedad sumados a otras circunstancias genéticas, ambientales etc., desencadenan el cansancio, el agotamiento, el estrés, la depresión, la ansiedad y el desarrollo de otras enfermedades crónicas, que dificultan o imposibilitan la realización de nuestros deseos.

¿Cómo funciona el coaching de salud?

Existen muchas formas de lograr objetivos pero aqui hay 4 razones principales:

  1. Establece objetivos a corto y largo plazo.
  2. Fija planes de acción y monitoriza su progreso.
  3. Establece estrategias personalizadas.
  4. Utiliza las fortalezas personales como camino para lograr el resultado deseado.

Podríamos acabar concluyendo que para el health coaching, cada uno es responsable de su salud, de su mejora y de su transformación. Podemos elegir, aceptar o rechazar. El coach es el encargado de observar, indagar, entrenar y facilitar la organización de ciertas metas, pero todas estas herramientas convergen finalmente en el afectado, que es el protagonista principal del proceso de transformación y el que percibe los efectos y los resultados de estos procesos.

«Si no te gusta tu historia, siempre puedes escribir una nueva»

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El Coaching: una forma efectiva para alcanzar las metas propuestas

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El Coaching: una forma efectiva para alcanzar las metas propuestas

Estar cerca de una persona que comprenda y no juzgue la motivación humana, los mecanismos del cambio y el aprendizaje, es una forma segura y rápida de promover el desarrollo de las habilidades para la vida. Estas favorecen la capacidad de enfrentarse exitosamente a las exigencias y desafíos del día a día.

Un coach acompaña a su cliente a identificar el camino que quiere seguir en la vida.

La relación del coach con su cliente

Una vez la persona tiene definido qué quiere, el coach lo acompaña a trazar un plan y a desarrollar las competencias necesarias para seguirlo. Algunas de estas competencias están ligadas con la inteligencia emocional,  la comunicación asertiva, el pensamiento apreciativo y con la capacidad de crear redes sociales. Requiere aprender a superar obstáculos y fortalecer las relaciones con las personas que brindan apoyo emocional, intelectual o económico necesario.

Muchos clientes que buscan el coaching lo hacen porque buscan alcanzar la excelencia u obtener resultados extraordinarios. Y es que este se centra en ayudar a que las personas sean lo mejor que puedan ser.

La relación que se crea entre el coach y su cliente es de cooperación creativa. Ambos comparten un mismo interés u objetivo y trabajarán juntos para conseguirlo.  

Que no hace y hace un coach

El coach no toma decisiones por sus clientes, es un facilitador que cree en las capacidades y fortalezas de su cliente.

El coach cuenta con los elementos formativos para acompañar al cliente y ayudarlo a descubrir, aceptar y desarrollar sus competencias y habilidades. Entre las técnicas más poderosas con que cuenta un coach están escuchar de forma activa,  hacer preguntas que ayuden a las personas a aprovechar su propia sabiduría y ayudar a que el cliente se responsabilice por lo que desea y actúe en consecuencia[1].

Un coach le enseña a sus clientes a pensar de forma innovadora, así podrán generar soluciones a problemas y desafíos en cualquier ámbito de su vida. De esta forma se aumenta la percepción de autoeficacia, fundamental para que una persona se mantenga comprometida con el aprendizaje y el cumplimiento de metas en pro de llevar a cabo su plan de vida.

Kit de  herramientas 

En el “kit de herramientas para la vida” que un coach quiere que sus clientes se lleven están la inteligencia emocional, la capacidad de percibir e interpretar acertadamente los sentimientos de los demás y los propios, para usar esta información en la toma decisiones de las acciones a realizar. Parte de este kit son los elementos de una comunicación asertiva, que implica escuchar y aprender a expresar lo que se siente y se quiere sin buscar herir al otro.

Un coach ayuda a su cliente a identificar patrones de conducta, pensamiento y de manejo emocional que son positivos y deben ser mantenidos, y aquellos que deben ser modificados.

Cada persona tiene  talentos individuales, habilidades y preferencias,  identificarlas es necesario para que cada uno se pueda  posicionar en el lugar que quiere y que le corresponde en la vida. Esto se logra con un ejercicio constante y metódico de retroalimentación positiva, constructiva, evaluativa y verbal que puede iniciar y aprenderse con un proceso de coaching.

Tu guía para ver el cambio en tí

Un coach puede ayudar a cambiar la vida de una persona o mejorar y potenciar cualquier tipo de grupo humano. Por ejemplo en los contextos laborales un coach puede movilizar las relaciones de los miembros del equipo promoviendo estilos de relacionamiento más constructivos. Un coach ayuda a desarrollar planes de crecimiento personal, lo cual tiene un impacto positivo y directo en la motivación laboral. Igualmente, un coach puede discutir qué genera satisfacción y significado en el lugar de trabajo, aumentando la lealtad a la empresa. Un proceso de coaching puede fortalecer las capacidades de  monitoreo y evaluación del equipo, fomentando la concentración en las metas. Adicionalmente, promueve la creatividad del equipo para que potencie  su capacidad de asumir los desafíos y dilemas del lugar de trabajo[2].

Un proceso de coaching hace que el cliente, ya sea una persona o un grupo, sean más proactivos, es decir orientados al cambio. También que tomen las riendas de sus caminos, asumiendo las responsabilidades de sus vidas y de los aspectos  que tienen control sobre su entorno.  Dejándose guiar por la inteligencia emocional, por  unos patrones de pensamiento positivos y por formas de relacionarse saludables.

Referencias
De Angelis, Tori. “First-class Coaching”. American Psychological Association, v. 41, no. November 2010. Acceso 21 junio 2019. www.apa.org/monitor/2010/11/life-coaches.
Hollywood, Kathryn., Blaess, Donna., Santin, Claudia., Bloom, Lisa. “Holistic Mentoring
and Coaching to Sustain Organizational Change and Innovation”. Creighton Journal of Interdisciplinary Leadership, v. 2, no. 1. p. 32 – 46. Mayo 2016
[1] De Angelis, Tori. “First-class Coaching”
[2] Hollywood, Kathryn et al. “Holistic Mentoring and Coaching to Sustain Organizational Change and Innovation”

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Valores en la práctica

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Valores en la práctica

Respetar al otro como espero que me respeten. Ser agradecido con las personas que me apoyan. Ayudar a las personas que lo necesitan. El respeto, la gratitud y la solidaridad son algunos de los valores que en cada cultura a través de la historia se han cultivado. Son parte esencial de la educación de las niñas y niños, siendo el ejemplo la fuente más efectiva para su aprendizaje. Los valores morales son  pautas que guían el comportamiento, o como lo definen las religiones, son los que diferencian el bien y del mal. Algunos teóricos establecen que la sociedad y el gobierno influencian los valores y los hacen cambiables, variables[1]. Otros establecen que los valores son constantes a través del tiempo y lo que cambia es su interpretación al convertirlos en reglas de vida. La modestia en las culturas islámicas del Medio Oriente está ligada a la forma de vestirse sin mostrar mucha piel. Para las mujeres latinoamericanas el mismo valor se relaciona con la forma de actuar pero no impide usar vestimentas reveladoras[2].

Todas las personas se rigen por valores, la diferencia está en que pueden interpretarlos diferente, estar menos comprometidos con ellos o regirse por unos y no otros.

Tipos de valores

Existen muchos tipos de valores. Están los valores físicos o estándares de belleza. Se pueden identificar valores intelectuales como la sabiduría, afectivos como la sensibilidad o sociales como el altruismo[3]. Sin embargo, sin importar el tipo de valor, estos promueven el crecimiento del individuo y el desarrollo armónico de la sociedad. Los valores se mueven en las dimensiones práctica, social, personal y religiosa.  En la dimensión práctica los valores han apoyado la supervivencia de la humanidad. En la prehistoria ayudó a sobrevivir a nuestros antepasados en su capacidad de formar lazos, los valores sociales. Asimismo estos valores permitieron que pasáramos de organizarnos en grupos a formar grandes ciudades, gracias al civismo. El coraje y la fortaleza interior permite que las personas alcancen sus metas, y el coraje se potencia con el cultivo de la espiritualidad.

Como varian los valores en la persona

En sociedades homogéneas la interpretación de los valores y el peso que se le da a cada uno en la vida diaria por las personas suele ser similar. En estas sociedades es difícil aceptar que un individuo tenga una interpretación diferente a lo socialmente aceptado. En el mundo actual, donde en casi cada rincón se puede hablar de globalización, porque este fenómeno abarca desde bienes y servicios hasta culturas, se está haciendo énfasis en el valor de aceptación de la diferencia[4]. Pero ¿cómo puede alguien puede aceptar la diferencia si no sabe en dónde está parado respecto a sus propios valores? A Juan en el colegio le enseñan a compartir, en su casa sus padres le dicen que cuide lo que tiene porque les costó mucho trabajo conseguirlo y lo regañan cuando le presta sus cosas a sus compañeros por temor a que las dañen. Al ser adulto, Juan conoce a María y se casan. Juan compra un carro deportivo que acuerda compartir con María. El tiempo pasa y Juan cada vez saca una disculpa diferente para evitar que María se lleve el carro.

Por otro lado está el caso de Inés y Pedro. Ambos dijeron valorar la fidelidad, la diferencia estaba en que el compromiso de Inés con ese valor era absoluta y la de Pedro no. Su compromiso era parcial, para él era importante que ella fuera fiel pero no tanto su propia fidelidad. Pero no es solo en los matrimonios donde una diferencia en los valores tiene consecuencias. En el trabajo la diferencia de valores con la empresa o con el equipo de trabajo es una fuente importante de estrés. Ser una persona con valores ecológicos en una empresa que no mide su impacto ambiental o ser una persona que valora la justicia con un jefe injusto son situaciones que están lejos de ser ideales. Es factible que identifiquemos cuando nuestros valores difieren de los de la empresa como en estos ejemplos, sin embargo, a veces no percibimos que nuestra falta de motivación o baja energía se debe a la diferencia que existe entre loque es un valor representa para mi versus lo que representa para la empresa.

Ahora, lo que para generaciones pasadas estaba bien —casarse, usar poco maquillaje, no mostrar el cuerpo—,   o mal —cambiar de religión, tener hijos sin casarse—,  es relativo, está fuertemente influenciado por el bagaje sociocultural. Sin embargo, los valores siguen siendo aquellos que impulsan positivamente al individuo y el desarrollo armónico de la sociedad.  Igualmente hay diferencias en el compromiso y en la importancia que las personas le dan a los valores. En este sentido, si alguien manifiesta que cree en la prudencia y la humildad como valores importantes no necesariamente significa que sus actuaciones se rijan por los mismos parámetros de otra persona que valora lo mismo. Los valores forman parte de todos y permean cada aspecto de la vida, por eso es necesario conocer cuáles son prioritarios para nosotros y buscar la coherencia, para evitar actuar como Juan que creía en compartir pero se comportaba egoístamente.

Referencias

All About Philosophy. “Moral Values”. s.f. Acceso 21 junio 2019.

www.allaboutphilosophy.org/moral-values-faq.htm

Mercedes Ruiz-Lozano, Araceli de los Ríos-Bergillos, Pilar Tirado-Valencia, Salud Millán

Lara. Ethical and Social Values in Business Administration and Management Studies. University of Cordoba, Cordoba, Spain. 2012.

[1]All About Philosophy, “Moral Values”,

[2] Mercedes Ruiz-Lozano et al. Ethical and Social Values in Business Administration and Management Studies

[3] Ídem.

[4] Ídem.

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Autoconocimiento para encontrar tu camino

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Autoconocimiento para encontrar tu camino

Lo dijo el triste caballero Don Quijote de la Mancha montado en  Rocinante: “…has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse.”[1]. Luego el filósofo y matemático francés, Descartes (1596-1650) manifestó que el autoconocimiento depende de la observación de nuestro comportamiento y de la percepción que tienen otros de nosotros “cogito ergo sum” (pienso, luego existo).  En este proceso es indispensable la introspección, es decir, mirar hacia adentro  y discernir el cómo se relacionan nuestros pensamientos y sentimientos con la información que se recibe de las personas que nos rodean[2]. Así como cada individuo contrasta la información que recibe de afuera con las percepciones internas para conocerse,  el autoconocimiento define el marco de referencia con el que se evalúa a los otros.  Adicionalmente, conocerse  hace posible que las metas que nos trazamos sean verdaderamente coherentes con los valores, motivaciones y planes que construimos[3].

Compararse es una fuente de información para nutrir el autoconocimiento. Equipararse con personas que se admiran es útil para desarrollar las cualidades que nos acercan al yo ideal. En oposición, cuando se busca contrastar las características propias con personas que consideramos menos simpáticas, atractivas o empáticas, el objetivo es encontrar consuelo y alivio respecto a lo que creemos podríamos trabajar más o con relación a esos defectos que podríamos pulir.

El arte de conocerte a ti mismo

El autoconocimiento es la base de procesos psicológicos fundamentales como el autoconcepto, lo que pensamos de nosotros mismos, y es la cura para el egocentrismo. Cuando se da más importancia a la información interna de nosotros y no se valida la retroalimentación sobre lo que ven de nosotros quienes nos rodean, se pierde claridad sobre quién realmente somos. Mantener un proceso activo de introspección, consultando los propios pensamientos y sentimientos, al tiempo que se contrastan con la información que se recibe de los demás es una forma efectiva para autoconocerse. De esta forma el cómo nos perciben los demás y cómo nos definimos se juntan, dejando de ser dos visiones diferentes y convirtiéndose en una proyección del ser coherente.

La introspección ayuda a mantener claros los “filtros” a través de los cuales nos miramos y permite desarrollar un  modo de navegación interna que mantiene actualizado el autoconcepto con el patrón real de hábitos, emociones y formas de relacionarse.  Sandra, es una empresaria de treinta y ocho años con una alta inteligencia emocional y gran capacidad para relacionarse efectivamente con los demás. Ella dista mucho de ser la joven que era en la adolescencia con problemas de autocontrol y relaciones conflictivas con la autoridad.  Las experiencias sirven para crecer personalmente y el autoconcepto debe estar al día con este proceso de desarrollo personal.

 

Esto nos lleva a otro concepto, transparencia. En la medida en que conocemos y aceptamos nuestra forma de ser podemos ver el exterior a través de nuestras emociones y atribuciones. No significa negar quiénes somos para aceptar lo que los demás creen de nosotros. Implica poder discernir entre los miedos a aceptar una opinión que va contra de lo que creemos de nosotros mismos pero que tiene algo de realidad, y mantenerse seguro en lo que sabemos de nosotros si creemos que lo que viene de afuera está errado[4].

El autoconocimiento es conocer muy bien nuestra casa para salir a recorrer el exterior sin perdernos y poder regresar llenos de regalos y curiosidades. Algunas cosas serán para preservar por mucho tiempo, otras serán útiles por un tiempo y otras serán desechadas inmediatamente. Conocernos nos hace coherentes y permite que nos relaciones de una forma más abierta y diáfana con los demás. Además, es la vía para saber realmente qué queremos y poder iniciar el camino que nos lleve a conseguirlo.

Referencias

Burge, Tyler. “Individualism and Self-knowledge”. The Journal of Philosophy,v. 85, no 11.
pag.  649-663. Noviembre 1988.
Stanford Encyclopedia of Philosophy. “Self- Knowledge”.  7 Febrero 2003. Acceso 21 junio 2019. plato.stanford.edu/entries/self-knowledge/
[1] Cervantes, El Ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha, Parte II, capítulo 42
[2] Stanford Encyclopedia of Philosophy. “Self- Knowledge”
[3] Burge, Tyler. “Individualism and Self-knowledge”
[4] Stanford Encyclopedia of Philosophy. “Self- Knowledge”

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